Plataformas digitales: ¿asalariados a la fuerza?
Jordi Mateo García Presidente de la Asociación Profesional de Riders Autónomos de España
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Jordi Mateo García
Muchos países tienen en sus aviones regulares el sector de las plataformas digitales y Chile ya ha comenzado este camino. Sería interesante que los chilenos tuvieran a la vista la experiencia que hemos tenido en España y las consecuencias que ha traído la Ley Rider para los repartidores en nuestro país.
Tengo el honor de presidir la Asociación Profesional de Riders Autónomos, compuesta por más de 1.500 socios que trabajan para distintas plataformas digitales en España. La Ley Rider, aprobada hace seis meses en mi país, era una oportunidad perfecta para dotar de protecciones a los repartidores, como otros países de la Unión Europea han hecho sin discriminar al colectivo. Estas nuevas formas de trabajo necesitan una regulación moderna, sin embargo, se perdió una oportunidad de oro.
La Ley Rider surgió por una obsesión ideológica de las autoridades, las que en ningún momento escucharon las peticiones del colectivo. Una ley que pretendía salvarnos de la precariedad, terminó destruyendo millas de empleos y obligando a que seamos asalariados con condiciones mucho peores que las que utilización antes.
Un 80% de los repartidores de España prefiere un modelo de autónomos. Salimos a la calle en decenas de ocasiones, más de 4 mil repartidores, solicitando que se respetesen nuestra libertad y flexibilidad, y se regulase el sector para que tuviéramos protecciones sin renunciar a nuestro modelo autónomo. En ningún momento fuimos escuchados y se legisló en contra de las necesidades del colectivo. Desde su aplicación, lo que ha traído esta ley son contratos temporales precarios, empresas del sector que se han ido de España dejando sin oportunidades a repartidores y comercios, y un modelo de trabajo rígido que no se adapta a las necesidades de una mayoría.
En su momento, el comercio también quiso hacerse escuchar por el Gobierno. Más de 1.000 restaurantes firmaron una carta para que la Ley Rider no afectara su negocio y se les tuviera en cuenta. Sin embargo, uno de los resultados de la ley fue que algunas ciudades más pequeñas, de menos de 250 mil habitantes, se quedaron sin servicios: por un lado, los comercios perdieron una de sus principales fuentes de ingreso, y por otro, los clientes de los locales se quedaron sin entrega.
Tras esta experiencia, esperamos que en el futuro exista una legislación que no discrimine. En el caso de España, que la Unión Europea implemente pautas respecto a cómo debe ser el trabajo en las plataformas digitales y que se protege tanto a autónomos como a asalariados.
Esperamos también que lo sucedido en España sirva de ejemplo para Chile y que se implemente una legislación moderna, en la que las oportunidades de empleo se protejan en lugar de perjudicarse.